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Leer Artículo Completo Ver todas las noticiasA días de celebrar el 8 de marzo “Día Internacional de la Mujer”, Susana Arancibia, docente de la Escuela de Trabajo Social de la U. del Pacífico, hace una reflexión acerca de cómo es precisamente esta calidad de vida de las mujeres hoy, principalmente de aquellas que son madres y trabajadoras.
El “Día Internacional de la mujer” se conmemora mundialmente la libertad de expresión de la mujer en el más amplio de los sentidos, asimismo, se recuerda a aquellas valiosas mujeres capaces de levantar su voz en beneficio de una vida digna para todas nosotras. “Desde esta perspectiva la situación de Chile es interesante en la medida que en menos de medio siglo la incorporación de la fuerza femenina al campo laboral a partir de la década de los años 70, ha presentado un incremento sostenido llegando a situarse en un 48% el año 2013, constituyéndose en el segundo país de la región con mayor crecimiento en esta materia”, señala Susana Arancibia, docente de la Escuela de Trabajo Social de la U. del Pacífico
Sin embargo – agrega - la pregunta de fondo es ¿estamos preparados como personas, familias y país para este ansiado cambio?
“La mujer al cumplir numerosos roles, diversifica sus funciones pero no siempre es consciente de un gran obstáculo, “el tiempo”. Hoy día tratamos de resolver este puzle de la mejor forma posible incorporando hijos, pareja, padres, hogar, trabajo, amigos, etc. en nuestras agendas de la forma más equilibrada posible, pero en la habitualidad y con criterio de realidad, esto genera más de un conflicto con quienes nos rodean y también en ocasiones con nosotras mismas.”, advierte la experta.
Un claro ejemplo, señala Arancibia, lo constituye el conflicto basado en el trinomio escuela – niño, niña – familia. “Históricamente se ha señalado y así es deseable, que los padres, habitualmente la madre, eduque a sus hijos y la escuela se transforme en el complemento académico requerido. Sin embargo con la vorágine de la vida, las madres trabajadoras inician su jornada al amanecer preparando colaciones, levantando niños y alistándolos para el colegio, muchas de ellas pueden trasladarlos a sus respectivos centros educativos. Aquella madre se dirige a su trabajo para iniciar lo que para muchos sería su segundo turno laboral, y al término de la jornada, le espera un largo camino a casa para iniciar lo que denominamos el tercer turno, llegar a ordenar, preparar alimentos para el día siguiente, además en la medida de lo posible, ocuparse de los trabajos y tareas de los hijos…. Si a esto se agrega los requerimientos propios del colegio, trabajo, salud personal y familiar entre otros Surge entonces la interrogante… ¿en qué momento la mujer logra el equilibrio? , plantea.
Tal realidad obliga a buscar estrategias de conciliación entre estos diferentes ámbitos, indica la docente de la escuela de Trabajo Social. “Sin embargo el cambio no es posible si se piensa de manera independiente, se requiere de una sociedad integrada, basada en acuerdos explícitos y en acciones concretas”.
Conciliar, agrega, significa en primera instancia equilibrar. “La mujer hoy prioritariamente busca erigirse en una persona integral, nivelando su vida íntima, familiar y laboral. El trabajo conserva la finalidad de satisfacer necesidades de las personas. Así Landy y Conte definen la satisfacción laboral como la actitud positiva o estado emocional que resulta de la valoración del trabajo o de la experiencia laboral. Por lo tanto la validación de este, sea remunerado o no, se constituye en una fuente de autorrealización. Sin embargo el logro de esta meta requiere un aspecto previo, asociado a la necesaria igualdad de oportunidades que debe existir en esta materia entre hombres y mujeres.”
Es así que plantea la experta que políticas y leyes reguladora en materias de pre y post natal, salas cunas y otros beneficios, si bien se orientan en una línea de protección y apoyo, resulta complejo en términos de competitividad si se analiza bajo el mismo parámetro respecto de un hombre. “Para llegar a una política de no discriminación en el campo laboral con igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, conciliando la vida familiar y laboral, debemos comprender y tener clara consciencia como sociedad toda que los hijos están al cuidado de su madre y padre, esto incluye necesariamente a los varones, en otras palabras se requiere cambio de paradigma, que permita promover un pensamiento inclusivo y no segmentado”.
Por otra parte, indica, se requiere urgentemente modificar nuestra tradicional concepción del trabajo pasando al trabajo por objetivo, junto con la flexibilidad horaria. “En la actualidad existen numerosas experiencias que dan cuenta de la eficiencia que las mujeres alcanzan cuando logran equilibrar sus vidas. Además cuando la mujer madre tiene el hogar y a sus retoños protegidos, se siente más segura, funcionan de mejor forma en todos los ámbitos de su vida, puede disfrutar de su trabajo, y si a esto se agrega la real incorporación del hombre, en su rol de compañero, padre, la posibilidad de lograr el equilibrio se hace posible”.
M. Paulina Reinhardt Lagos
Coordinadora Portal Empleos ALUMNI
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